La verdadera realidad es que el negocio de la prostitución mueve cifras millonarias. Funciona tanto desde lugares exclusivos con gente de alto poder y turistas extranjeros hasta las estaciones de tren, donde adultos demandan sexo a chicos de hasta 11 años, (varones o mujeres), a cambio de "monedas" o un plato de comida. La necesidad le gana a la inocencia en muchos y si no es que todos, los casos.
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Las víctimas de la prostitución infantil, van desde los 3 hasta antes de los 18, según un reporte de éste último año. Como anteriormente ya se había mencionado, las víctimas no solo son de bajos recursos, hay de todas las clases. Tienen en común algo: una debilidad anímica a partir de problemas familiares. La mayoría de las víctimas habían sufrido algún tipo de descontrol en su niñez de tipo emocional. Otros de éstos niños no, simplemente fue un suceso negro en su vida...aquellos que lo sobreviven. ¿Cómo alguien puede tener el corazón para hacerle eso a un niño? Es una interrogante que cada día es causa de lágrimas, suspiros e incredulidad en los ciudadanos.
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¿Cómo podemos evitar que nuestros hijos estén en peligro? En realidad, no se puede. Todos estamos expuestos de alguna manera al peligro de cualquier índole. Sólo debemos estar alerta a lo que los niños nos dicen, a lo que sienten, a lo que les preocupa, a lo que no quieren hacer. Debemos entenderlos. Quizá los niños, están más seguros de su realidad y de lo que quieren, que nosotros mismos. No por ser menores no lo saben, hay que saberlo y recordarlo.
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