Las lenguas bálticas son un grupo de idiomas hablados en Europa septentrional y que pertenecen a la familia de lenguas indoeuropeas. Los únicos integrantes de este grupo son el letón y el lituano.
Los hablantes de las lenguas bálticas modernas se concentran principalmente dentro de las fronteras de Lituania y Letonia, y en comunidades de emigrantes en Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Argentina y los antiguos estados soviéticos. Históricamente estos idiomas se hablaron en un área mayor: por el oeste hasta la desembocadura del Vístula en la actual Polonia, por el este al menos hasta el río Dnieper en la actual Bielorrusia, quizá incluso hasta Moscú, y por el sur quizá hasta Kiev. Se encuentran evidencias de lengua báltica en estas regiones en los hidrónimos (nombres de masas de agua), que tienen características bálticas. El uso de los hidrónimos suele aceptarse para determinar la extensión de la influencia de estas culturas, pero no la fecha de dicha influencia. La expansión histórica del uso de las lenguas eslavas por el sur y por el este, y de las lenguas germánicas por el oeste redujo la distribución geográfica de las lenguas bálticas hasta una fracción del área que originalmente ocupaban.
Las lenguas bálticas son de interés especial para los lingüistas debido a que retienen muchas características arcaicas, que se suponen presentes en los estadios primitivos del proto-indoeuropeo.
Los lingüistas no se ponen de acuerdo sobre la relación que las lenguas bálticas tienen con otras ramas de la familia indoeuropea. Tales relaciones se identifican por el método comparativo, que intenta reconstruir la cronología de las divergencias entre los idiomas en fonología y léxico. El parentesco lingüístico se determina por la identificación de las innovaciones lingüísticas que dos idiomas o grupos comparten.
Varias de las extintas lenguas bálticas tienen un testimonio escrito escaso o inexistente, y su existencia sólo se conoce por los testimonios de antiguos historiadores o por nombres de personas o lugares; todos los idiomas del grupo báltico (incluidos los dos supervivientes) se comenzaron a escribir relativamente tarde en su probable existencia como idiomas separados. Estos dos factores combinados con otros han oscurecido la historia de las lenguas bálticas, dando lugar a unas cuantas teorías sobre su posición en la familia indoeuropea.
Mientras algunos lingüistas creen que las lenguas bálticas divergieron del proto-indoeuropeo por separado de otras ramas, otros opinan que las lenguas bálticas comparten una lengua antepasada común con las lenguas eslavas o las germánicas, y que deberían ser clasificadas como lenguas balto-eslavas o balto-germánicas respectivamente.
También se han postulado relaciones cercanas entre las lenguas bálticas y otros grupos e idiomas indoeuropeos geográficamente más distantes, como el albanés, el dacio y el tracio.
Más recientemente se ha sugerido que el grupo báltico es un modo inapropiado de clasificar a las lenguas bálticas, y que los grupos báltico occidental y báltico oriental tienen diferentes líneas parentales, que convergieron posteriormente.
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