El rumano es la lengua neolatina más difícil de aprender para un hispanohablante, ya que las similitudes gramaticales y léxicas son menores a las que se tienen con el francés el portugués, el italiano y el catalán, dificultando así la comprensión del rumano por sobre las demás lenguas romances.
En cuanto a gramática, el rumano es probablemente la lengua latina más compleja, conservando aún la declinación y el género neutro propios del latín clásico. Tomemos, por ejemplo la frase en español Le doy un libro al vecino y su contraparte rumana Îl dau o cartea vecinului. Apréciese que el español hace uso del artículo contracto al y, por tanto, de la preposición a, mientras que el rumano utiliza la declinación para el caso dativo masculino singular, siendo ésta la terminación –(u)lui. Ahora obsérvese el siguiente sustantivo en español una silla y su plural, dos sillas, silla tiene género femenino, apreciable por la terminación –a, mientras que su homólogo rumano un scaun y su plural două scaune es de género neutro. Hay que hacer notar que el artículo indefinido masculino singular un se convierte en su forma dual en doi, sin embargo, en este caso cambia a două, la forma dual del indefinido femenino o, indicando así que scaun es neutro. Otra característica es la utilización de artículos definidos enclíticos. Obsérvese hijo y su forma definida el hijo y en rumano fiu y su forma definida fiul, siendo la terminación -(u)l el artículo definido . Ésto nos demuestra claramente que la lengua rumana es la más apegada al latín de entre las lenguas romances más conocida
Desde el punto de vista léxico, el rumano retiene aún gran parte de vocablos derivados del latín y por ende parecidos hasta cierto punto con las demás lenguas romances, particularmente con el francés, tomando de éste varias palabras y calcándolas, y el italiano, aunque tiende a desviarse un poco del español. Por ejemplo, tomemos el francés place, el español plaza, el italiano piazza, y el rumano piaţă, siendo este último una calca de la pronunciación del vocablo italiano, se puede observar el parecido con el italiano y la desviación con respecto al español. Pero probablemente la mayor dificultas para los que tienen como lengua materna al español la influencia de las lenguas eslavas en el rumano en palabras que expresan ideas abstractas, relaciones familiares, y algunas palabras básicas. Basta con observar el español amor, el francés amour, el italiano amore o el portugués amor para darse cuenta de la relación entre estos idiomas, pero al ver el vocablo rumano correspondiente, iubire, el realizar la conexión con los demás idiomas sin conocimientos previos lo vuelve prácticamente imposible, dificultando así el aprendizaje de la lengua. Inclusive llega a suceder que dentro de las mismas palabras latinas, es imposible comprender el idioma rumano debido a la fuerte presencia del latín clásico en oposición al latín vulgar, por ejemplo, el español blanco, el francés blanc, el portugués branco, el italiano bianco y el catalán blanc, todos ellos derivados del latín vulgar (con raíces germánicas) blancus, mientras que el rumano utiliza alb, derivado del latín clásico albus. Los puntos aquí expuestos son de gran importancia porque un cuantioso número de palabras rumanas tienen las mismas raíces que estas palabras, presentando un posible problema al aprender un hispanohablante el vocabulario, ya que no tiene con que hacer la relación entre términos homólogos.
En conclusión, el rumano es la lengua romance que más dificultades puede llegar a causar a un hispanohablante en cuanto a términos de comprensión, ya que ésta contiene muchas características no presentes en la lengua española.
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